Esperando.

Aparte mi mirada de su pecho para mirarla y negué con la cabeza, pero luego mire hacía atrás y asentí, aunque luego volví a negar con la cabeza. Al ver su expresión divertida, reí suavemente. -Donde tú creas que es mejor, yo soy capaz de acomodarme en cualquier lugar para hacerte el amor.- sonreí ligeramente y volví a acercame para besar su cuerpo tiernamente.

-De acuerdo.- mientras ella se pasaba para atrás, yo me quite mis tenis para después pasarme a la parte trasera. Cuando estuve ahí la mire y prácticamente me lancé hacía ella, haciéndola recostarse en el asiento mientras devoraba sus labios en un beso desesperado mientras levantaba su falda.

Apartaba mi cuerpo de ella para que le fuera más sencillo bajar mi pantalón, y cuando ya no pudo más, yo seguí bajándolo todo lo que podía. Apoye mi mano en su muslo y mientras lo acariciaba, lo deslizaba hacía la parte trasera para ir subiendo hasta su trasero. Cuando volví a acercar mi cuerpo al suyo, moví mi cadera para que mi erección acariciará su sexo.

Reí suavemente, deteniendo todas las caricias que hacía y le di un beso tierno en sus labios. -Debería yo preguntarte eso...- la mire con seriedad y suspire. -Te quiero, y sí, estoy totalmente seguro de esto.- pase saliva e intente que no se notará mi nerviosismo. -¿Y tú?-

No podía quejarme de esa respuesta, por lo que sonreí sobre sus labios. Retome mis caricias, excepto las de mi cadera, ya que esta la había hecho un poco hacía atrás, puesto que mi mano ahora se movía por el interior de su muslo y subía hasta su entrepierna. Estaba un poco nervioso, pero lo disimulaba a la perfección, ya que no quería que nada arruinará ese momento.

Dejé escapar un gemido totalmente satisfactorio, ante sus caricias... ¡tantas veces imaginando eso y ahora era realidad! Queriéndome llevar por lo que en su momento llegaba a imaginar, acaricie su sexo por encima de las bragas, hasta que sentí como estas se llenaban con la húmedad de sus fluidos, por lo que hice la prenda a un lado y por fin fui capaz de acariciarla plenamente... era algo tan satisfactorio, que me llegaba a hacer gemir aún más.

-Mierda.- dije en un susurro completamente excitado mientras bajaba la mirada para observar como mis dedos jugueteaban en su sexo y como ella me masturbaba. Era una vista, que en mi punto de vista, resultaba perfecta, por lo que no deje de mirar mientras deslizaba mi dedo medio en su vagina.

Gemía sobre sus labios mientras la besaba del mismo modo en el que ella lo hacía conmigo; si hasta parecía que jamás hubieramos dado un beso. Comencé a mover mi dedo en su interior con un poco de velocidad mientras yo movía mi cadera contra su mano, de forma ansiosa.

Me aparte de sus labios para besar su cuello y seguir bajando. A pesar del poco espacio que teníamos, lograba ingeniármelas para seguir deslizándome por su cuerpo hasta llegar a sus pechos para enviciarme con ellos, entre lamidas y succiones, con un poco de fuerza.

-Ahora creo eso de que la realidad supera a la imaginación.- dije entre las caricias que repartía en sus pechos. No dejaba de mover mi dedo, de adentro hacía afuera, cada vez con más rapidez; en algunas ocasiones, de lo húmeda que ya estaba, mi dedo resbalaba y no podía controlar la fuerza de ese movimiento, por lo que la miraba de reojo, temiendo haberla lastimado, pero al escuchar sus gemidos, solo podía volver a repetir mis movimientos.

Levanté la cabeza y le dedique una sonrisa radiante para después besarla. Retire mi dedo en su interior y apoye mis manos en su cadera para empujarla suavemente, indicándole en silencio que quedará sentada. Me baje del asiento, y debía admitir que estaba en una posición totalmente incómoda, pero eran mayores las ganas que tenía de hacer lo que iba a hacer, por lo que deje de quejarme mentalmente. Pase mis brazos por debajo de sus piernas y la atraje hacía mí para esconder mi rostro entre sus piernas, y luego de besar el interior de sus muslos, me acerque a su sexo para besarlo suavemente.

Sonreí sin apartarme de donde estaba. Yo no estaba acostumbrado a hacer sexo oral, cada una de mis relaciones intímas era directo al punto, por lo que no había mucho juego prevío... pero obviamente ella no era cualquier chica y se merecía absolutamente todo, como siempre se lo había dicho. Con una de mis manos me ayude para separar sus labios vaginales, logrando de ese modo, poder acariciar con mayor profundidad, su sexo de arriba abajo, haciendo una ligera presión en su entrada.

-Sabes delicioso, Aly... realmente delicioso.- relamí mis labios y cuando volví a acariciarla, lo hice con mayor desesperación. -Es muy fácil hacerse adicto a ti.- mi lengua se movía entre sus labios totalmente ansiosa y era totalmente excitante sentir sus fluidos deslizarse por mi barbilla.