Buscándote.-

-Vamos, Angie...- cuando me miro, le dedique una sonrisa suave. -Todos están en clase... nadie te va a escuchar... y a mí me encantan tus gemidos.- buscando que no pudiera controlarse, empecé a embestirla con total fuerza y rapidez.

Sonreí de lado y aparte mis manos de sus piernas para llevarlas a sus pechos y apretar los pezones con un poco de fuerza. -Sabes como me gusta... que gimas, gatita... logras enloquecerme... mucho más de... lo que ya... estoy...- mi sonrisa se desvanecio para dar paso a una expresión de total concentración mientras embestía con frenesí.

Cerré los ojos, echando la cabeza hacía atrás. Mis gemidos se acoplaron a los suyos con total perfección y la sala se lleno de ellos, acallando un poco, el ruido que hacían nuestros cuerpos al chocar, a pesar de que lo hacía con total brusquedad.

-Angieee... oohh, Angie.- si seguía así, iba a correrme en unos segundos sin poder evitarlo. Deslice sus piernas por mi cuerpo, para que quedarán de nueva cuenta en mi cintura y de ese modo separe sus labios vaginales para que su clitoris quedará expuesto y entonces comencé a frotarlo con desesperación.

Mordí mi labio inferior con fuerza, como si aquello pudiera distraerme de la deliciosa presión que su sexo hacía al mío; pero de nada sirvio, puesto que no dejaba de embestirla y ahora cada movimiento me hacía alucinar al máximo, por lo que pasaron unos cuantos segundos para que yo me corriera mientras la atraía hacía mí, ahogando ese fuerte gemido en un beso apasionado.

Aunque me faltaba el aire, yo correspondía su beso como si no pasará nada extraño. Cuando finalmente nos apartamos, apoye mi frente contra la suya y respiraba por la boca para tranquilizar mi agitada respiración. -Angie...- ni siquiera sabía que decir, pero no quería quedarme en silencio y que comenzará a pensar de nuevo.

-¿Si no puede seguir pasando, cómo es que sigue pasando?- alcé la ceja, aparentando una calma que no sentía. -¿Qué es lo que te hace cambiar de opinión? Sinceramente.- a pesar de haber sido rechazado, me mantuve cerca de ella, sin moverme siquiera un poco.

Me quedé en silencio y la deje ir cuando se aparto de mí, pero me quedé perdido en mis pensamientos... hasta que explote. -¡El Viernes me preguntaste que si pensaba en ti a futuro y te dije que si! ¿Eso no significa nada para ti? ¡Y una mierda la maldita edad, Angie! ¡Soy incluso, mucho más capaz que cualquiera de tu edad, cuando se tratá de salir adelante!- con movimientos bruscos abroché mi pantalón, por lo que tuve un accidente a la hora de subir el cierre, un accidente que me hizo sentarme y soltar un gemido de dolor, pero en ese momento era algo secundario.

-Estoy bien.- dije secamente, aunque mis ojos estaban brillosos debido a las lágrimas que se habían acumulado por aquel accidente. Cuando sentí sus manos, me sobresalté, al punto de que estuve por caerme con todo y silla, pero me agarre de la mesa justo a tiempo.

Fruncí el ceño al escucharla. -¿Tan solo eso soy para ti? ¿Alguien con quien pasar el día que no tienes que trabajar?- intenté no sonar demasiado dolido, pero fue en vano.

Suspire con cansancio e hice un gesto de "está bien" mirando algún punto por encima de su hombro. Baje la mirada por un momento, moviendo mis labios como si estuviera masticando algo y al alzar la mirada, asentí sin decir nada más para después darme la vuelta y caminar lentamente hacía la puerta.

Negué con la cabeza y después me gire para mirarla, estaba indeciso si quedarme ahí o regresar hasta donde ella estaba. Lamí mis labios, nerviosamente y suspire. -Todo lo que te dije el Viernes...- comencé a hablar en voz baja. -Te lo dije con toda la sinceridad del mundo, Angie. Tú puedes pensar que no tienes nada que ofrecerme, pero...- sonreí ligeramente, bajando la mirada. -Para mí, así sea una simple mirada, lo es todo; si solo puedes darme ese día, esta bien... de verdad.-

Estuve por responder que no quería irme, pero si lo hacía, estaría faltando a lo que acaba de decir; pero aunque no dije nada me quedé, mirándola y acariciando su mejilla con la punta de mis dedos, para después dibujar sus labios con suaves caricias.