Excursion.

Me aparte de sus labios para seguir escuchando esos "te quiero" que me hacía sonreír cada que los escuchaba. Escondí mi rostro en su cuello, donde reparti húmedos besos. -Ahora ya no tengo que preocuparme por dejarte marcas, ¿verdad?- sonreí sobre su piel para después atraparla y comenzar a succionar.

Me aparte de su cuello para mirarla. -Pues no las veas.- puse los ojos en blanco, como si fuera algo obvio y regresé a su cuello para seguir con lo que estaba haciendo mientras subía mis manos por su espalda.

-Me encanta cuando tú dices una cosa y me demuestras que deseas otra.- reí ligeramente. Acaricie con mi lengua la marca roja que había dejado en su cuello y continúe trazando húmedos caminos por el.

-De acuerdo... dejo de hacerte mercas en tu cuello...- lamí mis labio cuando la mire. -Pero a cambio, tengo que hacerlas en otro lugar.- mordí mi labio inferior con provocación mientras paseaba mi mirada por su cuerpo. -Y más bueno seré, porque te dejaré escojer el lugar donde las quieras.-

Abrí los ojos con sorpresa, pero sonriendo. -Sí, definitivamente esa es una mejor opción...- mire mi reloj por un momento. -Lo bueno que hay tiempo para que pueda revisar dedicadamente cada lugar.- me quite la chamarra que llevaba mientras caminaba hasta donde ella estaba. Al llegar, deje caer la chamarra al suelo, para tomarla posesivamente y atraerla hacía mí para besarla.

Sin dejar de besarla, hice que nos arrodillaramos en el suelo y le quite su chaqueta para arrojarla hacía la mía y de ese modo acostarla sobre ellas. Cuando estuvo acostada, me aparte para mirarla y sonreír por un breve minuto, antes de volver a devorar sus labios, ansiosamente.

Con una de mis manos (ya que la otra la tenía debajo de su blusa), empecé a jalar mi camisa para subirla y quitarmela, pero se me dificultaba la tarea de hacerlo así, por lo que gemí frustrado cuando me aparte de ella para deshacerme de esa prenda que me resultaba totalmente estorbosa.

Negué con la cabeza. -Es que no sabes la necesidad que tengo de estar cerca de ti.- sonreí suavemente y cuando me incline, la besé dulcemente por unos segundos, pero luego volví a incorporarme, quedando a horcajadas sobre ella para desabrochar su blusa.

Le dedique una sonrisa radiante, pero al instante seguí con mi tarea, a la cual le dedicaba todo mi interés. Conforme iba dejando su cuerpo al descubierto, las acariciaba con la punta de mis dedos y al terminar, entreabrí la blusa, quedando idiotizado con sus perfectos pechos, a pesar de que aún los cubría el sujetador.

-Ya te lo dije... ninguna como tú; eres tan... tan...- es que no había palabra exacta para definirla, decir que era perfecta se quedaba corto. -Eres exquisita, sensual, maravillosa, perfecta...- solté una suave risa, deslizando mis manos debajo del sujetador. -¿Quedo claro?- la mire a los ojos mientras movía mis dedos, acariciando sus pezones.

Sin quitar mis manos de sus pechos, subi el sujetador con un movimiento que hice y en ese momento, lentamente, aparte mis manos para mirarlos. -Juro por mi vida, que no hay pechos más perfectos que los tuyos.- dije con total deseo.

-No es culpa mía que tengas un cuerpo tan perfecto, yo solo me encargo de decirtelo en voz alta, por si no estás conciente de eso.- deslice mis manos por el centro de su torso, hasta llegar al pantalón, donde desabroche el botón con una mano. No sabía como podía mantenerme tan calmado, cuando la realidad era que moría de ganas por ponerme en acción.

Negué con la cabeza, haciendo una mueca. -Para mí, tú eres la más linda... ¡Y no quiero quejas sobre eso!- me apresuré a aclarar al ver que iba a decir algo. Esperé a que desabrochará mi pantalón para poder inclinarme sobre ella y besar sus labios; aunque había sido más un simple rocé que un beso. Me deslice, de modo que mi rostro quedo a la altura de sus pechos y la mire. -Entonces, inicaré para saber donde te gusta que haga marcas.- apoye mis labios, separados, entre sus pechos, y succione con suavidad para luego hacer lo mismo sobre el costado de uno de ellos.