Excursion.

La mire con sorpresa, pero una sonrisa apareció en mis labios ante lo que había escuchado, pensando que la vida me sonreía de una forma maravillosa. Al ver que me miraba, me sonroje e intenté dejar de sonreír. -¿Lo lamento?- negué con la cabeza, riendo suavemente. -No, no lo lamento... sería un mentiroso si digo eso, pero dime, ¿Por qué mi culpa?- pregunté al no darme cuenta de que se acariciaba su cuello.

Sonreí sin dejar de mirarla; dentro de mí, estaba saltando de alegría por todo lo ocurrido. -¿Y no te importa?- pregunté en voz baja y algo temeroso por su respuesta.

-¡Ahora entiendo porque Trent te acosaba mucho más!- hice un puchero a modo de ofensa. -Y yo no me enteraba de nada, eso no es justo... podía haberte consolado en ese tiempo.- me acerque a ella y suavemente acaricie su mano.

Hice un gesto de tristeza, sin mirarla. -¿De verdad quieres eso, Angie? ¿Para que intentes conocer a Trent y ver que tienen cosas en común?- levanté la mirada hasta su rostro, acercando mi rostro al suyo. -¿No quieres volver a besarme? ¿No quieres que te toque? ¿Qué te haga sentir más amada de lo que nunca te has sentido?-

-Eres hermosa...- llevé una mano hasta su rostro, apartando un mechón de cabello mientras le sonreía. -Eres mucho más hermosa que cualquier otra mujer, Angie.- me mantuve en silencio mientras contemplaba su rostro. -Y el hecho de que seas mayor, me enloquece mucho más.-

Suspire profundamente, con los ojos cerrados, cuando se aparto de mí. Realmente se hacía desear y eso hacía que me gustará mucho más. La seguí luego de unos segundos y cuando llegué hasta su lado, me mantuve en silencio, mirando hacía los animales, aunque deseaba tanto hacerle una pregunta.

-Pero yo estoy interesado en ti... ¡y tú en mí!- dije con total seguridad. -Pero por las estúpidas reglas del colegio de que no se puede, es que no lo aceptas, Angie.- dije con leve enfado.

-No pensabas eso cuando te hacía el amor, ¿verdad?- dije con total reproche. -Y puedo notarlo en tus ojos, Angie... deseas que pase de nuevo, pero por el que dirán los demás, es que intentas convencerte de que no es así.-

Acerque mis labios a su oído. -Demuéstramelo... demuestrame que no puede haber nada, pero por el hecho de que tú no lo deseas, no por lo que diga el resto.- apróposito respiraba agitado para que mi respiración acariciará su oído.

Mantuve mis ojos abiertos cuando me besó, sin poder creerme que estuviera besándome en un lugar público, y con el riesgo de que cualquiera del colegio podía vernos. Pero eso fue lo suficiente para asegurarme de que tenía toda la razón en lo que le había dicho. Pase mis brazos por su cintura y entrelacé mis dedos para que no pudiera apartarse mientras correspondía el beso del mismo modo en que ella lo había iniciado.

Lamí mis labios y mire a mi alrededor con desesperación. La tome de la mano y la jale sin decir nada más. La verdad es que no tenía idea hacía donde ibamos, pero esperaba que en el camino me encontrará algún lugar en el que pudieramos estar sin preocuparnos. -En el autobus no hay nadie... el conductor dijo que iría a comer y regresaría cuando fuera hora de partir.- gire mi cabeza hacía ella sin detenerme.

-La suerte está de nuestro lado.- sonriendo entre al autobus después de que ella lo hizo y tras cerrar la puerta, me apoye sobre ella y jale a Angie hacía mí para besarla ansiosamente mientras dejaba escapar suaves gemidos de placer entre cada beso.

-Me encanta que me demuestres las cosas con acciones.- dije sobre sus labios, sonriendo suavemente. Mordisquee su labio inferior, a la vez que dejaba escapar una especie de gruñido. -Estoy loco por ti, Angie.-