Habitación

Fue mi turno de gemir cuando dejo mi mano en sus pechos y aún más cuando sentí su mano en mi erección. Mirándolos, comencé a mover mi manos sobre ellos, para después bajar el escote de su blusa, dejando escapar un gemido al ver que no traía sujetador. -Y... después.- intenté concentrarme para seguir con el relato, y no lanzarme sobre ella para hacerla mía. -Al no ser suficiente... vas a separar tus piernas y comenzarás a frotar tu sexo por encima de la ropa, de forma ansiosa... pensando en lo que sientes al tener mi pene en tu interior.-

Mordí mi labio inferior ante sus palabras, y no me hice rogar, ni siquiera un poco, para bajar mi mano hasta su sexo, acariciándola con suavidad por encima de la ropa para desesperarla aún más. -Haces mal en vestirte, mi amor.- hice un puchero. -Ahorita solo estorba la ropa para que te toque como quieres... como queremos.- es que yo moría por sentir lo mojadita que ya debía estar por mí!

La besé con pasión para después arrodillarme entre sus piernas y poder desabrochar su ropa, con los movimientos más rápidos que era capaz de hacer. Aquellos eran los momentos, donde quedaba más en claro que era un adolescente incapaz de controlarse cuando se trataba de hacerle el amor a la mujer que amaba. -La próxima vez... voy a poner cadena a tu closet... para que no puedas sacar ropa mientras estoy aquí.- dije entre gemidos, ya que no había dejado de acariciarme.

-Tú dime si me excito o no.- si ya estaba totalmente duro! Al sentir su mano, finalmente en mi pene, solté un gemido lleno de placer. -Dios, Angie.- ni siquiera me pude esperar a bajarle el pantalón, pues en cuanto lo desabroché, deslice mi mano por el, llegando hasta su sexo, el cual comencé a acariciar con la punta de mis dedos.

Me desnude a la velocidad de la luz y del mismo modo lo hice con ella; y mientras volvía acomodarme entre sus piernas, la admire por completo. -Me encantas un montonazo, Angie.- dije en un suave susurro, dedicándole una tierna sonrisa. Baje una mano hasta nuestros cuerpos para guiar mi pene a su entrada y cuando apoye mi glande en su entrada, solté un gemido de placer mientras apartaba mi mano, comenzando a entrar en ella.

Ni siquiera me había enterado del timbre, si ella no lo hubiera mencionado, por lo que abrí los ojos y la mire con sorpresa. -¿Eh?- no atine a hacer nada, puesto que si por mí fuera, ignoraba a quien quiera que estuviese en la puerta.

Cuando me alejo de ella, me deje caer sobre la cama, TOTALMENTE frustrado. -Angie, debe de ser un maldito vendedor nada más!- intenté detenerla antes de que se levantará de la cama. -Gatita, si no esperás a nadie, que más da que estén tocando?- es que yo iba a matar a quien se hubiera atrevido a interrumpir.

Solté un sin fin de palabrotas en voz baja y jure maldecir a quien fuera el que había interrumpido, así fuera mi adorable suegra. Alcé la cabeza para mirar a mi "amigo" y volví a gemir con frustración al ver la tremenda erección que me cargaba.

Al estar de vuelta en la habitación, no supe que hacer... si esperar a Angie o simplemente largarme de ahí. Mire de un lado a otro y tome mi ropa para comenzar a vestirme. -No voy a llorar, no tengo porque hacerlo... jamás he llorado por alguien y esta no va a ser la primera vez.- susurré entre dientes, ignorando el picor que comenzaba a sentir en mis ojos.

Me tensé al escucharla, y deje mi camisa a medio poner mientras me giraba para verla... aunque no veía nada, ya que la camisa cubría mi cabeza, por lo que la saque de nuevo, arrojándola contra el suelo con enfado, como si ella tuviera culpa de todo. Cuano finalmente la mire, ni siquiera supe que decir o que hacer, solo la mire... como si aquello me diera todas las respuestas.

Cerré los ojos, suspirando profundamente. -¿Qué somos, Angie?- no tenía pensando pronunciar eso, pero fue lo que salió de mi boca cuando separe mis labios. Es que igual yo no tenía derecho a hacer ninguna escenita, si no eramos nada...

-No lo sé, por eso te lo pregunto a ti.- la mire por un momento, para después sentarme a su lado y suspirar. -Jamás te he dicho algo, porque se bien que no estás segura de esto... y sinceramente tengo miedo a que me rechaces cuando intenté pedirte algo.-

-Entonces somos... dos personas que se quieren... bueno, en mi caso, que te amo... pero no tienen nada serio; follan y pasan tiempo juntos?- es que maldita sea, yo si quería algo serio con ella! >.< pero ese maldito temor a que me dijera que no, me impedía decirselo.