A Romantic Picnic

-Y a mí me encanta que estés de mimosa conmigo.-
Apoye una mano sobre su cabeza y me fui haciendo para atrás lentamente, hasta que quedamos acostados.
Me puse a peinar su cabello con mis dedos, sin poder borrar la sonrisa que tenía en mis labios.
Sabía que aquello no significaba que estabamos totalmente reconciliados, pero no podía dejar de sentirme feliz por el hecho de que aquella cita fuera mejor de lo que había planeado.

Moví mi cabeza para lograr mirar su rostro, comenzando a acariciar su mejilla de forma suave.
-Eres preciosa...-
Había hablado en voz baja, así que no estaba seguro de si me había escuchado, pero no quería hablar tan fuerte, pues ella estaba tan relajada, que no quería distraerla por nada del mundo.
Seguía peinando su cabello y con mi otro brazo la tenía abrazada, para que no pudiera apartarse de mí.

El hecho de su cercanía y de sentir tan agusto estando ahí con ella, estaban logrando que me relajará más de la cuenta.
Ya había cerrado mis ojos y mis caricias eran más lentas, pero había empezado a besar su frente y ante esos besos no me detenía ni un poco.
Es que para mí era un infierno estar sin ella, por eso disfrutaba esos momentos al máximo.

Mi corazón latio desbocado ante sus palabras, y seguramente ella lo notaba, ya que estaba acostada en mi pecho.
Estaba por decirle que fuera a casa conmigo... pero preferi quedarme callado, pues me había hecho la promesa de llevar las cosas al paso que ella marcará.
-Será un placer quedarme contigo, shiny star.-
Se notaba la emoción en mi voz, a pesar de que había intentado que sonará normal.

-Yo te amo infinitamente más millones de veces que tú.-
Reí suavemente sobre sus labios y de forma suave gire para ser yo quien quedará sobre ella, aunque cuidaba de no apoyar todo mi peso contra su cuerpo.
Con un dedo dibujaba sus expresiones mientras la miraba.

Puse expresión de niño regañado, a punto de hacer berrinche, pero sin poder hacerlo.
-¡Eso no vale, mi amor!-
Me senté a horcajadas, a la altura de su cadera y sujete sus muñecas con mis manos para después sujetarlas con una sola.
-Me obligas a hacer algo que no quiero... acepta que te amo más y evitaremos esto.-
Cuando nego con la cabeza, suspire.
-Bien... tú lo buscaste.-
Mi mano libre la apoye en el costado de su cuerpo, primero haciendo una caricia y sonreí al verla estremecerse debido a las cosquillas.

-Sí no me das besos, te voy a torturar con más cosquillas... no te conviene, mi amor.-
Sonreí divertido y mis dedos empezaba a moverlos con mayor rapidez por el costado de su cuerpo, desde la cadera hasta su axila, riendo suavemente ante las carcajadas que estaba soltando.

-Tan solo aceptalo, Yvaine, y te suelto.-
Había acomodado sus brazos debajo de mis piernas para así poder utilizar ambas manos.
-Acepta que te amo más y que me seguirás besando a pesar de todo.-
Sonreía sin dejar de mirarla, encantándome con el sonrojo que aparecía en su rostro.

Puse expresión de sorpresa ante su comentario.
-Pero te haré llorar de la risa, así que no es algo grave.-
Me incline hacía ella para que mi rostro quedará cerca del suyo y rocé nuestros labios.
-¡Acepta que te amo más, mi amor!-

Su risa era totalmente contagiosa, por lo que no podía parar de reírme, aunque más tranquilamente que ella.
Por un momento detuve las cosquillas, para atrapar sus labios, besándola con total pasión mientras soltaba suaves gemidos sobre su boca.

Abrí los ojos ante su pregunta y me separe un poco para poder mirarla.
-Siempre quiero hacer el amor contigo, Yvaine.-
Sonreí suavemente y volví a besarla, pero esta vez más despacio y de una manera más tierna mientras liberaba sus brazos.

Sonreí de lado, manteniéndome cerca de sus labios, pues imaginaba que aquello era una estrategia de ese estilo.
-¿Sí lo asumo, me dejarás hacerte el amor, aquí y ahora?-
Puse una expresión de sorpresa e inocencia mientras atrapaba su labio inferior y lo succionaba lentamente.